El médico Rodrigo Soto logró desarrollar un innovador modelo que ayuda a las personas que sufrieron quemaduras para rehabilitar la dermis mucho más rápido.

El presidente Juan Manuel Santos dio una cifra más que triste. En los últimos años, no especificó hace cuánto, se han registrado 628 casos de quemaduras por ácido. El mandatario entregó la fría cifra el día que firmó la ley que endurece las penas contra este flagelo. A su lado estaba Natalia Ponce de León, acaso el símbolo más valiente de esta locura que soporta Colombia.

Un grupo de cirujanos especialistas se dio a la tarea de buscar una solución para enfrentar las consecuencias de algo tan doloroso como la piel quemada. Liderados por el médico cirujano Rodrigo Soto, los investigadores lograron desarrollar un parche para la regeneración de piel que se ha perdido por quemaduras.

La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) concedió patente de invención al doctor Soto y su equipo de trabajo para este nuevo procedimiento que reduciría de 15 a cuatro días la obtención de resultados positivos.

Los parches son revolucionarios. Usualmente, las lesiones en la piel por quemaduras profundas son tratadas mediante injertos de piel. Se toma del mismo paciente para cubrir el área afectada, este procedimiento es efectivo pero genera cicatrices importantes en las áreas donde se toma el injerto; además de ello se debe realizar bajo cirugía con anestesia general, lo que trae frecuentes riesgos de infección y sangrado.

Ante esto, los apósitos o parches son elaborados a partir de diminutas muestras de piel del mismo paciente que no dejan ninguna cicatriz en el sitio donde se obtiene la muestra y sólo necesitan cuatro días para estar listos y ser implantados en el paciente.

“Los procedimientos anteriores requerían tres semanas, lo que ocasionaba un retraso importante en el tratamiento y limitaba el uso de productos elaborados con células del mismo paciente”, informó la SIC.

Una de las ventajas más sobresalientes de este procedimiento es que no se requiere para su realización de un cirujano plástico, no se necesitan pruebas de compatibilidad entre el donante y el paciente “porque son células del mismo paciente, y los costos de producción se reducen en 80 % respecto a los apósitos o parches producidos a partir de donantes fallecidos”, explicó el doctor Soto a la SIC.

Los apósitos o parches presentan dos tipos de células (fibroblastos y queratinocitos) que se asemejan a la estructura de la piel, las cuales se cultivan por separado, lo que permite un mejor resultado estético.

Tomado de:
Revista Semana

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